domingo, 2 de marzo de 2014

Expropiando los Óscares, ¡Todos somos mexicanos #PosOye!

Alfonso Cuarón es mexicano, Emmanuel Lubezki es mexicano, Lupita Nyong'o es mexicana, Gravity es una película mexicana, solo falta que  los de U2 sean mexicanos (¡neta weee!, los ví en un antro en Acapulco).
Esta necesidad de ligar a los famosos y relevantes con mi identidad (nacionalidad, grupo social, orientación política), son como un grito por salvación. ¿no me creen?, lo mismo pasa con la figura de Jesús.


  • Para los socialistas, Jesús proclamó la comunidad de bienes.
  • Para los capitalistas, Jesús tenía mentalidad de empresario.
  • Para los hippies, Jesús era pacifista.
  • Para los ecologistas, Jesús predicó la sustentabilidad.
  • Para las feministas, Jesús reivindicó a la mujer.
  • Para los machistas, Jesús estableció el dominió del varón.
  • Para los rockers, Jesús era un rebelde.
  • Para los hipsters... ¿qué rayos piensan los hipster?


El antropólogo Edward (¡ah no manches!, ¿como el vampiro?) Evans-Pritchard llamaba organización segmentaria a ese afán de odiar a tu hermano, hasta que el vecino lo agrede; de odiar a tu vecino, hasta que alguien de otra colonia los reta; de considerar que los mexicanos somos mediocres, malechos, destinados a ser loosers, hasta que Alfonso Cuarón está entre gringos y gente de otros países.

Ese afán de ir aliándome con aquellos en situaciones de amenaza externa o supuesta desventaja, es una transferencia (Lacan, orgulloso patrocinador) de mi propio sentido de vulnerabilidad o necesidad de legitimación, de ser salvo, pues.

¿Será que esa mexicanización que se vivió a propósito de los Premios de la Academia, habla de que los mexicanos nos sentimos en vulnerabilidad?, ¿será que andamos desorientados ante tanta Reforma Estructural y los estragos de la globalización?, quizá solo nos queda decir:

Pos ya que el petróleo valió, ¡expropiemos los Óscares!

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