lunes, 22 de junio de 2015

Jusenkyo y la leyenda del Cristo ahogado

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FRAGMENTO

(...) Caer en un estanque de Jusenkyo es participar, mediante mi cuerpo, de la Resurreccion del ser ahí ahogado; recibir/ejercer un sacramento es participar mediante mi cuerpo, de la Resurrección de Cristo crucificado. 

Ambos actos son queer: extraños, ambigüos, con cierta monstruosidad si entendemos la monstruosidad como una forma de llegar a los márgenes del cuerpo y la estructura social para perfomar en nosotros mismo una nueva realidad que transgrede los cánones de los géneros, de la historia y la existencia. 

Mientras que caer en un estanque de Jusenkyo se considera una maldición, los sacramentos son parte de los "medios de gracia", pero en ambos casos el resultado es una existencia transformada no solo de forma mental o subjetiva, sino un cambio que opera hacia el exterior, y como también dice Westminster, son "señales y sellos santos... para representar a Cristo". Las versiones reducidas del sacramento del protestantismo misionero o evangelicalismo evaden que el sacramento pueda ser algo más que una mera conmemoración, niegan la eficacia del mismo para transformar la realidad objetiva, pues, se teme que se confunda con magia. Algo muy raro, ya que la oración, el uso de la Biblia y la evangelización son actos plenamente mágicos, el Evangelio es mágico (y no en el sentido intelectualista de Frazer donde magia es estupidez; magia en el sentido de la capacidad de cambiar el mundo). 




Ranma tras caer en el estanque de la joven ahogada


Los pentecostales, por otra parte, han intuido el carácter objetivo de los sacramentos, que como se ha visto, está consignado en la Confesión de fe de Westminster y, en general, en los inicios de las diversas tradiciones protestantes. Los pentecostales consideran que la Cena del Señor o el Bautizo pueden llegar a tener efectos sanadores. También que "comer y beber indignamente" puede acarrear juicio, accidentes, enfermedades, desgracia ¡y, claro en esto último sí están de acuerdo los otros protestantes! Y es que en esa forma negativa, los Sacramentos se vuelven en fructíferas instancias de manipulación.

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