domingo, 26 de agosto de 2018

Mamá, no me he alejado de Dios

MANIFIESTO DE HONESTIDAD DE TEÓLOGOS HEREJES ANTE SUS MADRES.

Mamá, recuerdo cuando orabas por mí con llanto corriendo por tus mejillas, pedías a Dios que me acercara a él y que siguiera el Camino de la Fe. La situación que vivíamos no era fácil, tantos problemas en casa y mis andanzas que afectaban mis calificaciones en la escuela. Estabas preocupada por mí.

Con el paso del tiempo llegó la conversión a Cristo. Dejé de ser la persona mundana fuera de la iglesia y comencé a estudiar la Palabra de Dios. Mamá, recuerdo tu alegría, emoción y agradecimiento al Señor por esa transformación. Entre tantas cuentas por pagar, enfermedades y pérdidas de seres queridos y afanes la vida, mi recepción, bautizo e ingreso al grupo de jovenes le dieron paz a tu alma

Cuando decidí entrar al Ministerio, me apoyaste, me defendiste contra quienes pensaban que perdía mi tiempo. Recuerdo que, de muchas cosas solo podía platicar contigo, porque solo a ti te apasionaban tanto las cosas de Dios como a mí. Conversar sobre este versículo, sobre aquella traducción, cenar el domingo por la noche comentando el sermón del pastor.

Y así los años fueron, muchas cosas cambiaron, tuve que hacer mi vida lejos de casa, crecer, encontrar mi camino. Hablamos menos y tuve que aprender a ser autosuficiente en muchas situaciones. Tú tuviste que enfrentar tantos problemas sin mi apoyo. Me hubiera gustado estar ahí y te pido perdón si alguna vez pude hacerlo y no estuve presente.

Mamá, hoy ves cosas de mí que te preocupan, gente, "hermanos en la fe", conocidos y familiares te preguntan qué pasa conmigo. Tú misma lo preguntas también. Ya no predico como antes, ya no creo en las mismas cosas, Dios parece ausente de mi vida. Sé que te duele, que no sabes qué ocurrió.

Debo decirte, mamá, que no es tu culpa. Tu fe hizo nacer mi fe. ¡Lo hiciste bien! Y quiero decirte algo muy importante y verdadero, ¡sigo en el camino! Es más, hoy estoy más comprometido con el Evangelio que en mis tiempos juveniles de iglesia.

Pero mamá, ojalá puedas ver que también me ha dañado la fe. Por "Cristo" perdí amistades, amores -y mis antiguos líderes me pedían que perdiera a todas las personas si era necesario; según ellos ¡hasta a ti debía darte la espalda si no edificabas mi espiritualidad! -. Por el Evangelio sacrifiqué al viejo hombre, que solo era una persona en los márgenes de la adultez aprendiendo de la vida. El dogma se volvió represión, la alabanza manipulación, las predicaciones chantajes. ¡Tuve que dejarlo! Por supervivencia.

Mas una semilla habías plantado en mí, y esa semilla está dando su fruto. Me dio la fuerza para no tomar la ruta indiferente del ateísmo, ni sencillamente dejar de pensar en Dios porque se volvió molesto. He visto a tantos ir por esos senderos.

Hoy mis publicaciones en redes sociales te consternan, extrañan, enojan. No entiendes por qué dudo, por qué me burlo de Dios, por qué convivo con tantos mundanos. Pero la verdad es que sigo creyendo, es más ¡mi fe ha crecido!, se ha hecho responsable, ya no solo acepta y obedece, ahora toma posturas, se rebela. Como Jacob, peleo contra Dios, hay cosas con las que ya no estoy de acuerdo, critico a mis antiguas creencias, vivo en constante fluctuación.

Además, me he encontrado con amistades que han pasado por lo mismo que yo, que también creen desde la crítica y la inconformidad. Y juntos estamos descubriendo nuevas rutas de fe, otras dimensiones de Dios. Inclusivas, justas, en búsca de la hospitalidad humana. Me encuentro del lado de los herejes y excluídos por las iglesias, de los cuestionadores y escépticos. Estoy bien.

Sí, ya no creo como en aquellos días, pero la fe permanece, aunque en diferente forma y caminos. Gracias mamá por tus oraciones, no me he alejado de Dios, no me he alejado de ti, simplemente maduré.


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