- Señor, separamos estos elemento de su uso cotidiano. Bendice este sacramento que hacemos recordando la muerte de Cristo, el Mayor entre nosotros.
El diácono vació la sangre de aquel cuerpo muerto, aun en convulsión, en la copa y la entregó al pastor, quien repartió a la feligresía.
- Bebemos esta sangre de un corazón que latía hace 10 minutos en memoria de ti, Jesús.
Se necesitaron dos diáconos para abrir el cráneo y extirpar el cerebro. Alguien sugirió que lo extrajeran por las narices, pero se consideró herejía pagana de los egipcios. Un símbolo de esclavitud, no del Pueblo de Dios.
Una vez con los sesos fuera, el pastor lo tomó entre sus dedos y lo cortó en jugosos trozos.
- Padre santo, bendice este cerebro que nos recuerda el cuerpo de Cristo quien murió por nuestros pecados.
Y pedazos encefálicos fueron tomados por cada uno de los creyentes, quienes los masticaban piadosamente, recordando al Mayor entre ellos.
Así se desarrollaba un servicio más en la Primera Iglesia Zombi de El Paso, Texas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario