Nacido en una familia
luterana de Alemania en 1928, Wolfhart Pannenberg, como tantos otros adolescentes nacidos en entornos religiosos,
se apartó un tiempo de la fe familiar. Pero
él mismo confiesa cómo durante su juventud tuvo una “experiencia
luminosa”, lo cual le hizo regresar a la Iglesia y al estudio teológico, lo que
le llevaría a convertirse en uno de los teólogos más importantes del siglo XX.
Para Pannenberg Dios se revela indirectamente
en la historia. Si en la Escritura tenemos la Revelación canónica de Dios,
a lo largo de la historia de la humanidad también podemos reconocer la mano de
Dios, Dios se revela en sus actos. Esto le llevó a concluir que Dios tiene en
su control la historia, por lo tanto es posible vislumbrar el futuro con esperanza, y al pasado repleto de enseñanza.
En un artículo
titulado “Cristianismo y occidente” pasa revista a los métodos de
evangelización que la Iglesia ha aplicado a lo largo de la historia y señala
que le principal error de la evangelización es el “dogmatismo intolerante”, el cual no reconoce el derecho de otras
personas a desarrollar la fe en sus propios términos. Pannenberg da cuenta del
extraño razonamiento que algunos misioneros han tenido: Si poseemos la verdad no podemos tolerar ninguna otra cosa.
Dios se sigue
revelando en la historia, y la historia nos enseña grandes lecciones para un
futuro mejor. Pannenberg llama al futuro
“incierto”, no por desconfianza, sino por esperanza. Hay dos
posibilidades: continuar con el “dogmatismo intolerante”, o presentar con
tolerancia el Evangelio de Jesús en toda su fuerza liberadora. Se espera que la
iglesia escoja la segunda opción, Pannenberg dice: “La tolerancia no va en
contra de la verdad; es la verdad quien nos ordena la tolerancia.”
Gracias por compartir. La conclusión de Pannenberg es muy pertinente para la Iglesia latinoamericana, la cual se formó rígidamente modelada por las fuerzas dogmáticas de católicos y evangélicos. Las excepciones existen, desde luego.
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