lunes, 5 de septiembre de 2016

Firmes y para atrás: El matrimonio igualitario y sus detractores

El pasado 1 de septiembre se llevo a cabo en la Ciudad de México una marcha a favor del "Matrimonio Natural", por parte de algunos grupos religiosos evangélicos, que busca ejercer presión para que las personas homosexuales no puedan casarse. Se habla de otras marchas a realizarse en otras entidades.

La verdad, había estado ocupado en tantas cosas que no había tenido tiempo de ver lo de estas marchas. Lo que veo son marchas de acarreados desde púlpitos y bajo amenaza de infierno, colocando el tema de la Salvación al nivel de Frutsis y Tortas (“si no marchas estás en contra de todo lo que representa el cristianismo”), y aún así, la participación no fue tan sorprendente. El número más alto del que se habla es de 35,000 personas (la mayoría, cual si fuera asistencia a un culto, llegó tarde). No obstante, los medios periodísticos no calculan más de 4 mil asistentes. 

Lamentable que estas marchas tengan descaradas mentiras detrás. Enumero algunas:
  1. Que el Tribunal de Estrasburgo ha declarado que el matrimonio homosexual no es un derecho humano y por lo tanto, las personas homosexuales no tienen derecho a casarse civilmente. FALSO. El tribunal solo declaró que el tema no es de su jurisdicción y que cada país debe legislarlo, no sin mandar una recomendación a la Unión Europea para que se garantice el matrimonio civil a personas del mismo sexo. 
  2. Que la “ideología de género” doblegó a la SEP y se distribuirán Manuales de Educación Sexual a los niños para enseñarles a masturbarse, a usar condones y otras cosas que, al parecer, son requisitos para ir al infierno. FALSO Manipularon portadas de Manuales (que actualmente ni siquiera se están distribuyendo) e incluyeron imágenes que no corresponden al contenido verídico. 
  3. Que ahora los niños de primaria podrán decidir si ir vestidos de hombre o de mujer. FALSO. No se contempla en lado alguno tal cosa. 
  4. Que las manifestaciones en contra del Matrimonio Igualitario representan a todas las iglesias cristianas. FALSO. Existen diversas comunidades religiosas cristianas que son inclusivas. 
Se habla de paradojas históricas con respecto al protestantismo liberal del siglo XIX. No veo muchas. El tipo ideal protestante liberal, pro-educación y modernidad, que aparece en la lectura historiográfica de Jean Pierre Bastian, en realidad nunca permeó completamente a nivel popular. 

Lo que sí se registra es una paradoja doctrinal, pues facciones religiosas que hace unas décadas enseñaban que todo lo que tuviera que ver con política era del diablo, que la Autoridad humana era respaldada por Dios y no debía cuestionarse (Romanos 12:1), ahora hacen un raquítico esfuerzo por tomar la palestra pública para buscar detener, no una mera iniciativa presidencial, la cual tiene como antecedente una declaración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre no prohibir la unión civil entre personas del mismo sexo. 


Fotografía: Tomada del muro público de Amador López Hernández, 
Presidente de la R. Asamblea General De la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R. (INPM)

Lo que estas marchas buscan frenar trasciende los aparatos burocráticos y el juego de manos que suele darse entre ambas Cámaras del Congreso. Lo que intentan frenar son los vientos del Espíritu (y del Santo) que muestra, cada vez más, que el futuro próximo es el de posicionamientos claros a favor de la equidad, la justicia y la inclusión. 

Gran parte de las personas LGBT son creyentes, y creyentes cristianos; y adoradores (y de los de estilo Jesús Adrián Romero); muchas personas LGBT buscan a Dios, generalmente tras una fase previa de intento por "curarse". Y lo que estas iglesias que marchan firmes y para atrás, están haciendo es que personas concretas como padres, hijos, hermanos (carnales y espirituales), amigos, se queden sin iglesia, sin Santuario, sin lugar de adoración. Quieren cerrar las puertas del Reino al antojo de sus prejuicios. 

Pero amén contradicciones, imposturas y flagrantes mentiras, hay algo oportuno en estas manifestaciones públicas de rechazo ominoso a la justicia y a la equidad, pues ya no pueden estar victimizándose de que viven en un Estado opresor que prefigura al Anticristo, ni que exista una sistemática persecución estatal hacia los cristianos que no apoyan el Matrimonio Igualitario. Antes bien, el Estado ha refrendado la garantía a la libertad de expresión de esta minoría religiosa. 

Recalco el "minoría religiosa", pues basta con asistir a diversos cultos evangélicos para escuchar cómo muchos piensan que todo México debe ser ganado para Cristo y que urge predicar el Evangelio ante un país eminentemente católico e ignorante de la verdad del Evangelio. Que ellos, son "el remanente fiel", quienes entran "por la puerta angosta", que son los "pocos" elegidos de los muchos llamados. Pero ahora, ante su oposición al Matrimonio Igualitario, ¡resulta que representan a todo el país! 

La próxima marcha bien pudiera ser una marcha por la congruencia. No es de esperar que en un futuro vuelvan a tener marchas de esta índole, porque, por un lado, a los pastores siempre les es difícil convocar a las personas, y por el otro, porque la sociedad está avanzando tan rápido y este tipo de cristianismo está intentando ir para atrás tan lento, que poco a poco la estela de intolerancia irá perdiendo fuerza. Siempre quedará un remanente furioso y milenial, pero será cada vez más pequeño (aunque cada vez más agresivo), pero la tendencia del Espíritu (Santo, reitero) y de la sociedad, es hacia la inclusión.

No hay paradoja, sino traición de parte de estas facciones evangélicas a la historia de lucha por derechos humanos y de minorías, que, como señala la historiadora Jael de la Luz García, les ha permitido tener el reconocimiento social y libertad de expresión que gozan ahora. Con su oposición hacia los derechos de las minorías sexuales, han dado la espalda a lo que ella llama una "historia compartida". 

Sin duda, resta camino por andar para generalizar el respeto, la inclusión y la hospitalidad humana a toda expresión de etnia, género y orientación sexual,  pero lo importante es que se va andando y no retrocediendo. Avanzando no al compás de una marcha bélica (como la del himno "Firmes y adelante" aquí aludido), sino al ritmo de besos, abrazos y canciones de Juan Gabriel. 


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