sábado, 19 de noviembre de 2016

¿Después de la poliarquía viene la dictadura?


Publicado originalmente en Animal Político

La poliarquía es un sistema democrático caracterizado por la apertura y debate público para que partes diversas de la sociedad puedan gestionar su reconocimiento político.[1] Estados Unidos había logrado que minorías raciales, étnicas y sexuales pudieran participar activamente de la vida pública. Pero, al mismo tiempo, esta emergencia de grupos antes discriminados, provocó temor, en particular a hombres blancos de la clase trabajadora, habitantes de las provincias (hinterlands), quienes fueron los principales votantes de Trump.[2]

¿Por qué cuando se estaban dando pasos hacia el incremento generalizado de libertades civiles, Estados Unidos decidió retroceder?

Al llegar a niveles altos de poliarquía pareciera qu la sociedad llega a la cima de una montaña y siente vértigo al reparar en que debe hacerse responsable de sus propias acciones y busca quién le quite las riendas al pueblo y las tome él mismo. “Un líder fuerte en un caballo blanco”,[3] masculino, poderoso, un Trump.



¡Trump representa orden! En contra del caos que significa la pluralidad. La antropóloga Mary Douglas exploró por muchos años la necesidad de orden que tienen las sociedades humanas, pues cuando las cosas salen de su compartimiento asignado, como mujeres en el poder en lugar de casa, homosexuales en el espacio público en lugar de clóset, musulmanas con sus atuendos por las calles en lugar de sus, ya de por sí extrañas mezquitas, entonces sobreviene un sentido de riesgo latente.[4] ¡Trump nos salvará de ese peligro de tener todo hecho un caos!, y al posicionar de nuevo la figura del hombre blanco anglosajón heterosexual en el poder máximo del país, nos devolverá la grandeza de América otra vez.

Hay que tomar nota de este fenómeno también para nuestro país. Pues acá también nos ha dado miedo avanzar hacia la equidad, la inclusión y la apertura. El presidente Peña Nieto elevó a la estructura política a un nivel vertiginoso con la iniciativa de Matrimonio Igualitario, y el 9 de noviembre, al día siguiente del Triunfo de Trump, los diputados, incluyendo a los príístas, la echaron para atrás para poder tomar un poco de aire.[5]



[1] Robert Dahl, La poliarquía. Participación y oposición, Tecnós, Madrid, 1989,
[2] The Guardian, 9 de noviembre, 2016 https://www.theguardian.com/us-news/2016/nov/09/white-voters-victory-donald-trump-exit-polls; En Pasadena fue notorio su triunfo en las provineicas, y eso fue una tendencia general en la elección: York Daily Record, 10 de noviembre, 2016 http://www.ydr.com/story/news/politics/2016/11/09/trump-owes-victory-hinterlands-pa/93557616/
[3] Así lo dijera en 1990 Michael Kinsely en Time Magazine en un artículo titulado “Is Democracy Loosing its Romance?”
[4] Mary Douglas y Aaron Wildavski, Culture and Risk. An Essay on the Selection of Technological and Environmental Dangers, Universidad de California Press, 1983.

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