Publicado originalmente en Animal Político
La poliarquía es un sistema
democrático caracterizado por la apertura y debate público para que partes
diversas de la sociedad puedan gestionar su reconocimiento político.[1] Estados Unidos había
logrado que minorías raciales, étnicas y sexuales pudieran participar
activamente de la vida pública. Pero, al mismo tiempo, esta emergencia de
grupos antes discriminados, provocó temor, en particular a hombres blancos de
la clase trabajadora, habitantes de las provincias (hinterlands), quienes fueron los principales votantes de Trump.[2]
¿Por qué cuando se estaban dando
pasos hacia el incremento generalizado de libertades civiles, Estados Unidos
decidió retroceder?
Al llegar a niveles altos de
poliarquía pareciera qu la sociedad llega a la cima de una montaña y siente
vértigo al reparar en que debe hacerse responsable de sus propias acciones y
busca quién le quite las riendas al pueblo y las tome él mismo. “Un líder
fuerte en un caballo blanco”,[3] masculino, poderoso, un
Trump.
¡Trump representa orden! En
contra del caos que significa la pluralidad. La antropóloga Mary Douglas
exploró por muchos años la necesidad de orden que tienen las sociedades
humanas, pues cuando las cosas salen de su compartimiento asignado, como
mujeres en el poder en lugar de casa, homosexuales en el espacio público en
lugar de clóset, musulmanas con sus atuendos por las calles en lugar de sus, ya
de por sí extrañas mezquitas, entonces sobreviene un sentido de riesgo latente.[4] ¡Trump nos salvará de ese
peligro de tener todo hecho un caos!, y al posicionar de nuevo la figura del
hombre blanco anglosajón heterosexual en el poder máximo del país, nos
devolverá la grandeza de América otra vez.
Hay que tomar nota de este
fenómeno también para nuestro país. Pues acá también nos ha dado miedo avanzar
hacia la equidad, la inclusión y la apertura. El presidente Peña Nieto elevó a
la estructura política a un nivel vertiginoso con la iniciativa de Matrimonio
Igualitario, y el 9 de noviembre, al día siguiente del Triunfo de Trump, los
diputados, incluyendo a los príístas, la echaron para atrás para poder tomar un
poco de aire.[5]
[2] The Guardian, 9 de
noviembre, 2016 https://www.theguardian.com/us-news/2016/nov/09/white-voters-victory-donald-trump-exit-polls; En Pasadena fue notorio su triunfo en las
provineicas, y eso fue una tendencia general en la elección: York Daily Record, 10 de noviembre, 2016
http://www.ydr.com/story/news/politics/2016/11/09/trump-owes-victory-hinterlands-pa/93557616/
[3] Así lo dijera en 1990
Michael Kinsely en Time Magazine en
un artículo titulado “Is Democracy
Loosing its Romance?”
[4] Mary Douglas y Aaron
Wildavski, Culture and Risk. An Essay on
the Selection of Technological and Environmental Dangers, Universidad de
California Press, 1983.
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