“No entiendo nada
de esto”: Era la respuesta de Carlos Bonhoeffer, después de que su esposa Paula
le leyera ocasionalmente la Biblia.
Los Bonhoeffer eran
una familia intelectual que vivía en la ciudad de Breslau, en aquel entonces
bajo dominio alemán (actualmente pertenece a Polonia). Sin embargo la religión
no era un asunto muy importante para ellos. Sus hijos mayores estudiaban
música, leyes y ciencia; desde luego esperaban que su hijo menor, Dietrich,
escogiera también alguna de estas carreras.
Sin embargo la
vocación que escogería el joven Dietrich sorprendería a sus padres y hermanos:
Pastor de Iglesia. Vocación que definiría no sólo su vida sino también su muerte.
Dietrich Bonhoeffer
nació el 4 de febrero de 1906, se doctoró en Teología a los 21 años y ejerció
su ministerio como pastor e intelectual en Alemania durante los oscuros años
del nazismo. En aquella lúgubre época, la tiranía de Hitler obligaba a las
iglesias cristianas a jurar un voto de lealtad al gobierno alemán y a denunciar
a cualquier persona de ascendencia judía.
Bonhoeffer rechazó
categóricamente tanto aquel juramento ilegal como el intento desquiciado de
exterminar a la población judía. Bonhoeffer estaba convencido de que solo
Cristo puede demandarnos un compromiso absoluto (Ap. 2.13), y que Dios aún
mantiene firme su Pacto con el pueblo de Israel (Ro. 11.26). De este modo,
rehusó hacer cualquier tipo de juramento y buscó salvaguardar la vida de la
gente judía. Se convirtió así en agente civil del Servicio de Inteligencia,
organización que buscaba el destronamiento de Hitler.
A causa de su
resistencia política, Bonhoeffer fue arrestado el 5 de abril de 1943 por
agentes de la Gestapo. Al momento del
arresto, Bonhoeffer se encontraba comprometido para matrimonio y con algunos
borradores para terminar su libro de Ética.
Bonhoeffer, quien
anteriormente había escrito un libro sobre discipulado, estaba a punto de
experimentar, en carne propia, la verdad más difícil y necesaria de la vida
cristiana: La Gracia de Dios…
Charcosombrío
(El Meneo de la Marisma)
Así empezaba una
nota del 14 de enero de 2007 que mi alter ego narniano escribió para el boletín
de Jesús es el Camino, congregación
que pastoreaba en aquel entonces. El arte de hacer boletines de iglesia,
implica agudas habilidades en redacción, logística y relaciones públicas. Y
ahora no puedo evitar recuerdos de madrugadas pegado a la computadora, y mañanas
corriendo a Office Depot a sacar fotocopias junto con mi novia, así como mis jaculatorias al ver
la versión impresa y notar que había puesto la fecha del domingo anterior: ¡me
lleva la…!
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