- Padre nuestro que estás en el cielo
- Dime, hijo.
- ¡No te pases!, ¡qué buena señal has de tener, como para escuharme desde hasta allá arriba!
- ¬¬
- Padre nuestro
- Te escucho, Raúl
- ¿Quién es mamá?
- :S
- Padre nuestro
- ¿Qué quieres?
- ¡Traeeeeme una vaso de agua!
- ¡Ay, Tuzita!, eres un relajo.
Y así fue como Dios dejó de responder a las oraciones.
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