Las iglesias suelen perder miembros constantemente, muchas veces no se dan cuenta y pasan meses hasta que se percatan de que un hermano tiene tiempo de no venir.
Oh, esa manera de solo mirar a los que son fieles.
La iglesia Protestante de la Verdad Absoluta se percató, ese domingo de Reunión Congregacional, sobre la ausencia de una miembro que hace tiempo no iba y que hace tiempo no echaban de menos. La olvidada encontró fuera de la iglesia un mejor espacio para desarrollarse y crecer, incluso afianzar su relación con Dios.
Dejó los pulpitos y bancas, las Escuelas Domincales y actividades de Femenil y Varones (¡cómo si existireran!), se alejó lentamente de los Congresos Juveniles, pero nadie lo notó, ahora sabe, para beneficio de ella misma.
Hoy TEOLOGÍA camina feliz por las calles viendo a Dios en el que vende helados y en la mujer que atiende su puesto informal, en el taxista y en ese joven distraído mojándose bajo la lluvia.
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