Ya salieron algunos evangélicos, católicos y hasta testigos de
Jehová a reclamar que la nueva serie Cosmos que revive el clásico prime time de Carl Sagan y transmitida ahora por Fox y National Geographic, es un atentado contra la religión por no decir que
la luna es de queso. Digo, por no decir que la luna es creación directa de
Dios. Al parecer la idea de que nuestro satélite se formó a partir de la tierra
lleva al mundo al borde del ateísmo.
El evolucionismo ocupa en la actualidad la hegemonía
científica, reconocida dentro de las universidades y dentro de la sociedad. Esta
hegemonía ha sido criticada en años recientes por una serie de estos movimientos
pseudocientífico-religiosos conocidos como creacionismos. Como parte del coro
de voces que en las últimas décadas se han levantado para exigir su
reconocimiento social, los creacionismos se autoproclaman como una teoría
científica capaz de brindar una “vía alterna” a la enseñanza de la evolución.
Los creacionismos aparecen en 1914 con la publicación del
libro The Fundamentals donde teólogos
evangélicos buscaron dar una respuesta a la modernidad, enparticular al
rechazar a la evolución. Ya desde el siglo XIX teólogos con Charles Hodge o
James Orr, de cuño presbiteriano, rechazaban el evolucionismo por ser anti-bíblico
y contradecir la evidencia arqueológica y astronómica de su tiempo. Benjamin
Warfield, otro teólogo decimonónico, fue más moderado e incluso reconoció que
la tierra bien pudiera tener millones de años de existir, sin menoscabo de la
fe.
Mientras tanto en Inglaterra, el debate se puso caliente
cuando Julian Huxley discutía con el entonces Arzobispo de Canterbury, y ante la
insistencia del científico en defender la teoría darwinista de la evolución, el
religioso responde:
“Dígame, es de
parte de padre o de madre
que reclama su derecho
de descender del mono”.
Desde ese momento la cosa se puso fea.
Pero los opositores a la doctrina de la evolución se
pusieron muy de moda hacia la década de los sesenta (me estoy saltando
personajes, juicios y muchos otros debates, prometo luego hacer una historia de
los creacionismos a más detalle) con la
publicación del libro El diluvio del Génesis escrito por John Whitcomb, un ingeniero hidráulico y Henry Morris. Ahí como que vieron la posibilidad
de que el creacionismo podía competir con la evolución en los mismos terrenos
científicos.
La caracterización típica de los creacionismos, defendidos por facciones cristianas, es pronunciarse contra los postulados básicos del
evolucionismo al considerarlos antagónicos al relato semítico de la creación
registrado en la Torá
judía[1],
en particular en el Bereshit o libro
de Génesis. ¿Alguien nota algo raro en eso, o solo soy yo?
El reclamo principal que realizan los creacionistas es la
inclusión de sus enseñanzas dentro del mapa curricular de las universidades
como un postulado científico alterno al evolucionismo. Para esto, los
creacionistas apelan al carácter plural de la sociedad en donde buscan un
espacio de difusión. El debate se ha extendido a diversas partes de Europa, y entre sus
interlocutores se encuentran académicos, científicos, personajes del mundo de
la política, ministros religiosos, el Vaticano y críticos sociales[2].
En nuestro país una forma de creacionismo ya es enseñada en la
universidad adventista Montemorelos en la asignatura Diseño Inteligente.[3]
Sin embargo Juan Ramón de la
Fuente , ex -rector de la UNAM dijo en 2005 que dado el carácter laico de nuestro país no
hay posibilidad de que los creacionismos puedan ser enseñados en las universidades
públicas [4]
El debate se encuentra atravesado por la definición de lo
que se debe entender por científico, y sobre las posibilidades que tienen
grupos religiosos minoritarios de sostener una comunicación libre con el grueso
de la sociedad a partir de espacios académicos. Puede apreciarse que a la vez que la sociedad
mexicana busca construir un marco democrático social, se ve obligada a excluir
a grupos religiosos minoritarios cuyos discursos representan un atentado al
Estado laico.
En la actualidad la democracia tiene connotaciones que van
más allá del orden político, sino que se extiende hasta la misma forma de vida
social. La democracia es entendida como la
participación de la sociedad en la elección de sus propios intereses, entre los
que además de la elección de representantes públicos, se encuentra el tipo de
educación que debe proporcionarse a los estudiantes universitarios de la
nación. La democracia busca por lo tanto la pluralidad y la libertad de
expresión, sin embargo en la práctica los límites de la pluralidad se
encuentran claramente acotados cuando surgen movimientos que atentan contras
las mismas bases democráticas y laicas.
Los creacionismos no pueden enseñarse en las universidades ni
en escuelas de otro nivel educativo en México debido a la doble connotación:
religiosa y pseudo-científica. Por un lado la apelación a una determinada
interpretación teológica del relato hebreo de la Creación , interpretación teológica
no compartida ni siquiera por toda la escena cristiana.
Por otro lado, los
postulados críticos utilizados por los creacionismos son reaccionarios al evolucionismo,
es decir son muy buenos para señalar las incongruencias, hablar de los errores
de Darwin, la manipulación de datos por parte de científicos evolucionistas, y cómo Carl Sagan convenció más por su sonrisa Colgate que por argumentos científicos, todo lo cual tiene su grado de verdad. Pero hasta el momento no han podido realizar ninguna propuesta integral y coherente
que, efectivamente, sea alterna al evolucionismo. El creacionismo es solo decir
en clase, “Darwin se equivocó en esto y en esto…”.
Hay algunos puntos a considerar a fin de abordar este tema
desde México.
- El evolucionismo y las reacciones religiosas. Pues no todas las perspectivas religiosas, incluso entre los grupos evangélicos, se oponen a la teoría de la evolución. Los creacionismos no son representantes de una iglesia o grupo religioso homogéneo. Esto descartaría el argumento de discriminación religiosa al momento de prohibir la enseñanza de estas doctrinas en la escuela.
- Conceptualización, origen y desarrollo de los creacionismos. Actualmente su forma más refinada es la del Diseño Inteligente, pero los hay incluso desde aquellos que creen que la tierra no gira alrededor del sol, (¡si!, leíste bien) o que los dinosaurios convivieron con los seres humanos y entraron al Arca de Noé ("¡Vilma! ¡abreme la puerta!").
- Debates actuales entre evolucionistas y creacionistas en el marco de la enseñanza pública. Es importante ver qué ha pasado sobre todo en Estados Unidos e Inglaterra.
- Significado social de la exclusión de los creacionismos del mapa curricular. Esto pone en juego el debate sobre la pluralidad cultural de la universidad. ¿Por qué es deseable que el náhuatl pueda ser considerado una segunda lengua para fines de titulación y por el contrario, que la enseñanza de los creacionismos quede excluida sin menoscabo de la pluralidad?
Estas son solo algunas consideraciones al vuelo de un debate
que no ha tenido mucha relevancia en nuestro país, pero que auguro ver en
crecimiento.
El primer capítulo de Cosmos es sobre el juicio a Giordano Bruno quien fue quemado en la hogera por afirmar que la tierra no solo no era el centro del universo, sino que el sol es solo una entre millones de estrellas. Según yo, eso hablaría de un Dios tremendamente enorme, pero ya ven, los creacionistas consideran que su Dios no va más allá del universo de Hanna-Barbera.
[1] “Torá” o “Ley”, es el nombre que reciben los primeros cinco libros de
la literatura sagrada judía (TANAK). La tradición cristiana conoce a esta
sección como “Pentateuco”.
[2] Véase www.protestantedigital.com en los artículos: Las aulas inglesas campo de batalla entre creacionistas y darwinistas (2
de Mayo 2006); ¿Es dogmático en diseño
inteligente? (11 de Abril 2006).
[3] La Universidad
Montemorelos , ubicada en la Ciudad de Monterrey, reconocida ante la SE P y con jurisdicción de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día de México A.R. realiza desde junio de 2006 diversas
“Jornadas de Creacionismo”.
[4] La Jornada 12
de diciembre de 2006.
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